lunes, 27 de septiembre de 2010

La matanza de Tamaulipas o hasta donde lleva el ciclo de la impunidad

El narcotráfico y el inagotable flujo de migrantes con rumbo a Estados Unidos representan dos de los
mayores desafíos que afronta México. El 24 de agosto, la matanza de Tamaulipas develo que estas dos realidades ya solo forman una.


Mas allá de la indignación y las promesas del sector oficial, hacen falta acciones concretas. La desaparición de los “indocumentados” es un hecho que se denuncia de forma recurrente en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en México. Según los testimonios de los migrantes, no es nada raro que los policías sean testigos y se queden pasivos ante una escena de secuestro; cuando no son cómplices de ello.

El problema migratorio en esta parte del mundo es muy complejo ya que sintetiza muchas de las heridas que sufre Centroamérica; la pobreza, el tráfico de armas, drogas y la problemática criminal de las maras, entre muchas otras.

El esfuerzo realizado conjuntamente por las autoridades mexicanas y estadounidenses en contra del narcotráfico, parece producir sus efectos, pero no tal como se los esperaba. Estas acciones afectan a los grupos de narcotraficantes, reduciendo sus recursos económicos y complicando el reclutamiento de personas para este delito. En tal caso, los migrantes sin defensa se han convertido en una fuente de dinero y una mano de obra fácil.

Lo cierto es que a pesar de todas las limitaciones oficiales y de los múltiples riesgos que enfrentan los migrantes en el camino, ellos siguen emprendiendo el viaje hacia el Norte. Negarse a brindarles un mínimo de protección en el camino con el pretexto de que sería una incitación a la emigración en los países de origen ya no es una postura válida. Lo que sucede en México constituye una emergencia humanitaria absoluta. Al salir de su país, los migrantes no pierden su condición de seres humanos y tienen derecho a que se los brinde asistencia cuando su vida este en peligro.

El episodio de Tamaulipas representa solo una pequeña muestra de lo que sucede a diario en México. La falta de voluntad política sumada a la ausencia del Estado en esta zona hace que estos hechos se repitan. Cabe preguntarse si está entre las metas de los gobernantes cambiar esta situación, mientras tanto la población migrante seguirá sufriendo las consecuencias.

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